Existió un tiempo en el que los tipos móviles no existían, en el que la tipografía era ciencia-ficción y la escritura dominaba de una forma aplastante el campo de la comunicación mediante signos gráficos. Este tipo de comunicación, la escrita, se definía por su individualidad, puesto que nunca dos personas plasmaban la misma letra, aunque lo intentasen. De un modo paradójico, podíamos ver como esta individuación provocó un efecto opuesto, el de intentar homogeneizar un alfabeto. Hasta que se plasmase esto a plomo quedaban unos cuantos siglos.
Este alfabeto, tan latino y ordenado, con el que jugamos, procede de unas ilustraciones que hacían de caracteres. Estas fueron derivando desde su protoescritura al primer acercamiento certero al alfabeto: los jeroglíficos. Este paso no se dio en dos días. Más bien esos dibujos esquemáticos, que tanto simbolizaban el sol como representaban a dios fueron mutando, a la par de sus conceptos, hacia un significante gráfico más concreto para cada significado.

Jeroglíficos, alfabeto griego y Trajan Pro, inspirada en el alfabeto latino
Estos jeroglíficos, tan complejos, en realidad estaban faltos de las grandes características de nuestras letras actuales. Tuvieron que llegar, como en tantas otras cosas, los fenicios. Y llegaron. Y crearon el alifato. Pero podríamos que les faltaba el marketing del que disponían los griegos, verdaderos fundadores del alfabeto.
Y llegaron los romanos. La escritura fenicia o griega, por no hablar de los egipcios, carecían de la modulación y se limitaban a una función lingüística, dejando de lado la fonética y el trabajo tonal del conjunto de caracteres. El alfabeto latino empezaba a utilizar un sentido horizontal en sus escritos. Aunque esta característica la vemos esbozada en los escritos griegos se ve acentuada en el mundo romano en tanto que se introduce la proporción para estructurar los caracteres. Por supuesto estamos hablando de lo que se ha venido a llamar escritura lapidaria, puesto que en los escritos “de estar por casa” se utilizaba la casi olvidada caligrafía. Pero de hablaremos en otro artículo.